jueves, 2 de julio de 2009

MI ÚLTIMO ALIENTO.

Han callado los ecos de tu risa,

ya no existe la esencia de tu aliento,

en la recamara oscura sin tus ojos

sólo hay una helada brisa.

Sin ti estoy tan desnudo,

sin ropa, sin carne, sin huesos,

sin presente y sin futuro,

solamente me queda tu recuerdo.

Rincones de abismo

me jalan cada vez más adentro,

me consumen como ratas

las esquinas del cuarto.

Lo que ahora es la pesadilla

antes fue el más hermoso sueño

que trato de olvidar

con jeringas, humo y pastillas.

Como yo, tan vacía una cama,

tan muda la almohada,

este espacio tan inmenso

lleno de cosas que no me hablan.

Cuento los días de esta muerte

en las marcas de mis muñecas,

veo en el piso restos de corazón

y en las paredes cachos de mi mente.

Es tan escalofriante el silencio,

como un ruido constante,

aquí no hay escape,

no hay fin ni comienzo.

El amor, ya no lo siento

y aunque quisiera mirarte

sólo hay incoherencias

y dolor en mi último aliento.

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