Han callado los ecos de tu risa,
ya no existe la esencia de tu aliento,
en la recamara oscura sin tus ojos
sólo hay una helada brisa.
Sin ti estoy tan desnudo,
sin ropa, sin carne, sin huesos,
sin presente y sin futuro,
solamente me queda tu recuerdo.
Rincones de abismo
me jalan cada vez más adentro,
me consumen como ratas
las esquinas del cuarto.
Lo que ahora es la pesadilla
antes fue el más hermoso sueño
que trato de olvidar
con jeringas, humo y pastillas.
Como yo, tan vacía una cama,
tan muda la almohada,
este espacio tan inmenso
lleno de cosas que no me hablan.
Cuento los días de esta muerte
en las marcas de mis muñecas,
veo en el piso restos de corazón
y en las paredes cachos de mi mente.
Es tan escalofriante el silencio,
como un ruido constante,
aquí no hay escape,
no hay fin ni comienzo.
El amor, ya no lo siento
y aunque quisiera mirarte
sólo hay incoherencias
y dolor en mi último aliento.
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